domingo, 12 de mayo de 2013

Ahorro de energía: Un riesgo a la salud

Omar Adrián Serna Monsiváis
Abigail Yazmín Cruz Tenorio
 Odette Abisaí Coronado De Koster

Después del título alarmista, mero tecnicismo burdo a la usanza de las lámparas y las moscas (una disculpa), permítaseme explicar el porqué. Desde hace años se nos ha bombardeado por televisión y otros medios las bondades de las lámparas ahorradoras de energía para nuestra vida diaria y, sobre todo, a la economía de nuestro hogar. La razón por la cual se nos exhorta a cambiar de bombillas es porque el foco de luz incandescente hace un uso excesivo de la energía eléctrica (con lo cual se abusa del recurso). Es cierto, siempre y cuando ocupemos el mismo número de bombillas, que las lámparas ahorradoras (esas lámparas de luz blanca de doble barra, circulares, etc.) producen un gasto económico inferior.

El posible riesgo a la salud se encuentra en qué como parte del mecanismo para brindarnos luz, las lámparas ahorradores poseen mercurio en su interior. Si bien el componente químico no es accesible normalmente al usuario y no es muy numeroso, puede ser un problema si el foco se rompe y el dueño del foco se expone a las partículas de mercurio que pueden dispersarse por el aire o quedar difícilmente incrustados en una alfombra, etc. El mercurio tiene ciertos perjuicios a la salud si es respirado, entra en contacto con la piel o cae en los ojos, etc.

Ésta advertencia es poco conocida por quienes poseen éste tipo de lámparas. Ahora bien, esto no significa que debamos desechar la idea de poseer éstos dispositivos ahorradores, simplemente nos invita a ser más cuidadosos con su uso y disposición. A continuación colocaré una serie de instrucciones que el gobierno del Reino Unido ha brindado a su población en caso de que una bombilla se rompa:

Se recomienda evacuar y ventilar por al menos 15 minutos una habitación en donde se haya roto una de estas lámparas ahorradoras, después seguir estos 10 pasos en las posibilidades de cada uno.

Ponerse guantes protectores
Cubrirse la boca
Conseguir una caja no una bolsa
Recoger los fragmentos grandes y ponerlos en la bolsa
Barrer las astillas y pedazos pequeños con un papel o cartón.
Limpia la zona usando un paño húmedo
Pon el paño húmedo en la caja
Sella la caja usando cinta adhesiva
Marca el contenido en la caja usando un plumón
Lleva la caja a un área donde traten los desperdicios.

Así, tengamos cuidado y protejamos nuestra integridad física, sin tener que prescindir de las bondades de ésta tecnología.

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