domingo, 17 de febrero de 2013

Producir para desechar: Obsolescencia programada


Elaborado por:
Omar Adrián Serna Monsiváis
Odette Abisaí Coronado de Koster
Abigail Yazmín Cruz Tenorio
Guadalupe Alberto Pedraza Grimaldo

La palabra “obsolescencia” es definida por la real academia española como una tendencia a “volverse obsoleto” o “caer en desuso”. El término Obsolescencia Programada hace referencia al deseo del consumidor de poseer algo un poco más nuevo, un poco mejor y un poco antes de necesitarlo. Pero, ¿qué significa obsolescencia programada para nosotros los simples mortales? Si alguna vez has pensado en por qué tu impresora deja de funcionar algunos meses después de comprarla o porque el IPod más reciente solo cambia el tamaño de su pantalla quizás sepas más de ésta estrategia mercadotécnica de lo que crees.

Uno de los casos más más antiguos de éste tipo de actividades en la industria del consumo es el famoso caso del foco de incandescencia. En el Estado de California en EUA se encuentra actualmente una de las bombillas funcionales más antiguas del mundo que fue instala en 1901 y creada alrededor de 1985. Sin embargo, una lámpara que sea técnicamente para toda una vida no es un negocio rentable para quienes las producen, por ello se cree que hubo un acuerdo mercadológico de limitar el funcionamiento de los filamentos de las lámparas a mucho menos de su capacidad y así crear más demanda del producto y ganancias para las empresas que los producen.

Como estrategia de ventas sin duda es muy redituable pero, a la vez, significa un abuso para el consumidor y para la naturaleza, pues, entre más productos se desechen éstos tienen que ir a parar a alguna parte donde por lo regular no llega la ley y solo produce contaminación pues éstos desechos rara vez son tratados de formas que no sean nocivas para la naturaleza.

Hoy en día las estrategias para la obsolescencia programada son mucho más sutiles pero no menos perjudiciales para el equilibrio ecológico de nuestro mundo. Un ejemplo es el sistema manejado por Apple, una empresa comprometida con el planeta en el discurso pero que aplica técnicas de disposición de desechos muy cuestionables. Para el caso de Apple y la tendencia de los artículos electrónicos se acuña el término “Obsolescencia creativa” esto es: crear productos con un mínimo de cambio en sus versiones más recientes que obliguen al usuario a cambiar sus dispositivos y remplazar los anteriores. Aunque también funciona en un nivel técnico pues a veces remplazar una batería de IPhone o conseguir una pieza de impresora es casi imposible y es mejor comprar un nuevo producto.

Ésta conducta creada en el hombre como consumidor nos convierte en seres irresponsables indirectamente que compran de forma desmedida sin pensar en que cada producto producido son recursos del planeta utilizados (y en ocasiones desperdiciados) para obtener mínimos beneficios y sí muchos desperdicios arrojados al ambiente.

En conclusión, la recomendación es la de siempre, hacer caso de nuestras necesidades y no de nuestros simples deseos consumistas pues esto nos puede llevar a un irremediable daño a nuestro planeta. Si te importa la integridad de nuestro mundo como lo conocemos y lo que hemos de dejar a las generaciones venideras debemos aprender a distinguir las necesidades reales de las que la mercadotecnia muy sutilmente genera. No seamos presos de la sociedad de consumo.

Fuentes:

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